2009. szeptember 30., szerda

Torre del Oro

La Torre del Oro de Sevilla es una torre albarrana situada en la margen izquierda del río Guadalquivir, en la ciudad de Sevilla, junto a la plaza de toros de la Real Maestranza. Su altura es de 36 metros. Posiblemente su nombre en árabe era Bury al-dahab, Borg al Azahar, o Borg-al-Azajal en referencia a su brillo dorado que se reflejaba sobre el río. Durante las obras de restauración de 2005, se demostró que este brillo, que hasta entonces se atribuía a un revestimiento de azulejos, era debido a una mezcla de mortero cal y paja prensada.

Es una torre formada por tres cuerpos, El primer cuerpo, dodecagonal, fue construido entre 1220 y 1221 por orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà. El segundo cuerpo, también dodecagonal, fue mandado construir por Pedro I el cruel en el siglo XIV. El cuerpo superior, cilíndrico y rematado en cúpula, fue construido en 1760 por el ingeniero militar Sebastián Van der Borcht.

Fue declarada monumento histórico-artístico en 1931 y ha sido restaurada varias veces. En la Edad Contemporánea fue restaurada en 1900, entre 1991 y 1992, en 1995 y en 2005. En su conservación ha sido importante la labor de la Armada. Se encuentra en buen estado de conservación y alberga el Museo Naval de Sevilla.

Historia

Fue construida entre 1220 y 1221 por orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà, con una base dodecagonal similar a la Torre de Espantaperros de Badajoz. Cerraba el paso al Arenal mediante un tramo de muralla que la unía con la Torre de la Plata, que formaba parte de las murallas de Sevilla que defendían el Alcázar. Para impedir la entrada al puerto fluvial, se extendió desde su basamento una gruesa cadena sobre el río hasta la Torre de la Fortaleza (destruida en la actualidad), situada al otro lado del río, en el actual barrio de Triana. Río arriba, impedía el paso el llamado puente de barcas.

La flota castellana mandada por Ramón de Bonifaz rompió el puente en 1248 remontando el río por el otro brazo, antes de que las tropas de Fernando III de Castilla asaltaran la ciudad.[11

Tras ser conquistada, se utilizó como capilla dedicada a San Isidoro de Sevilla. Después se utilizó como prisión.

En el siglo XVI presentaba un estado ruinoso, por lo que se realizó una obra de consolidación. La torre fue dañada gravemente por el terremoto de Lisboa de 1755, tras lo cual el Marqués de Monte Real propuso su demolición para ensanchar el paseo de coches de caballos y hacer más recto el acceso al puente de Triana; sin embargo, ese proyecto no llegó a realizarse por la oposición del pueblo de Sevilla, que llegaron a anunciárselo al rey, quien intervino. En 1760 se arreglaron los desperfectos macizando la planta inferior de la torre, reforzándola con escombros y mortero, y dejando la puerta del paso de ronda de la muralla como puerta de acceso principal. Ese mismo año se construyó el cuerpo cilíndrico superior, obra del ingeniero militar Sebastián Vander Borcht, artífice también de la Real Fábrica de Tabacos. Estas obras cambiaron el aspecto de la torre respecto al que puede observarse en grabados de los siglos XVI o XVII.

La Revolución de 1868 fue otro momento crítico para la torre, pues los revolucionarios demolieron los lienzos de las murallas y los pusieron en venta, pero la oposición de los hispalenses logró que la torre no se destruyera.

Fue restaurada en 1900 por el ingeniero Carlos Halcón.

El 21 de marzo de 1936 se dispuso la instalación en la torre el Museo Marítimo por orden del Ministerio de Marina. En septiembre de 1942 comenzaron las obras de restauración, durante las cuales se mejoraron el aspecto de la fachada y se habilitaron dos plantas para la exhibición del museo y la tercera para alojar investigadores. El museo se inauguró el 24 de julio de 1944, para lo cual se llevaron 400 piezas del Museo Naval de Madrid. El museo muestra en la actualidad (2008) diversos instrumentos antiguos de navegación y maquetas, además de documentos históricos, grabados y cartas náuticas; y relaciona de Sevilla con el río Guadalquivir y el mar.

[]En 2005 fue nuevamente restaurada.


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Toledo la ciudad de las tres

TOLEDO - Patrimonio de la Humanidad


La Ciudad de las tres culturas



Toletum en latín, Tulaytulah en judeo español, Toldoth en hebreo, Tolétho en mozárabe, una ciudad cristiana, judía y árabe. Nombrada Patrimonio de La Humanidad por la Unesco en 1.987. También es conocida como Ciudad Imperial ya que fué en Toledo donde Carlos I de España tuvo la sede principal de su corte. Ir a Toledo es también encontrarse con famosísimos cuadros de El Greco, que fué en Toledo donde murió y está enterrado, como el famosísimo entierro del Conde Orgaz, en la iglesia de Santo Tomé de la Ciudad. En su margen derecha el Tajo pasa por esta Ciudad.



Rosetón de la Catedral de Toledo


Catedral de Santa Maria de Toledo del siglo XIII, fué construido en un gótico que hoy todavía nos deja boquiabiertos. Es de las más góticas de todas las Catedrales de España, y por si fuera poco estamos hablando nada menos que de la Catedral Primada de España. No hay que perderse este impresionante monumento y tomarse su tiempo ya que es de las mas grandes del país, sus vitrales son de los más antiguos de España, y no hay que perderse tampoco en su tesoro la famosa Custodia de plata labrada (exactamente posee 183kg de plata y 18kg de oro) , que fué un encargo del propio Cardenal Cisneros. Es la más grande de España. La Catedral por sí sola se merecería un capítulo aparte, pero no hay que olvidar otros monumentos importantes en Toledo.



Detalle de la Puerta de Los Leones y el campanario de la Catedral desde la ciudad


El Impresionante Monasterio de San Juan de Los Reyes es tal vez la muestra más valiosa del gótico Isabelino y tal vez el edificio más importante de los Reyes Católicos, que fueron quienes lo mandaron construir (de ahí su nombre). La iglesia se terminó en 1.495. Su Claustro está considerado una joya del gótico en transición al renacimiento. De los dos claustros solo uno se conserva (el más antiguo).


La Sinagoga de Santa María la Blanca, fue posteriormente iglesia cristiana. Del siglo XII actualmente está abierta al público como museo, ya que dejó de hacerse culto en ella. Se trata de una construcción mudejar, con 32 pilares de ladrillo recubierto por cemento y cal. Fue conocida como la mayor y más hermosa sinagoga de España y para construirla la comunidad judia de Toledo tuvo que obtener un permiso extraordinario del Rey Alfonso X.


Detalle de la Sinagoga de Santa María La Blanca.

Del siglo XIV la iglesia de Santo Tomé es famosa por poseer "el entierro del Conde de Orgaz" uno de los cuadros más famosos del pintor Cretense Doménikos Theotokópoulos más conocido en España como "El Greco",


Campanario de la Iglesia de Santo Tomé.

Pero si hay alguna construcción que se ve desde toda la Ciudad y la domina arriba en la colina, no es otra que el famoso y enorme Alcazar de Toledo. En el Siglo III ya era un palacio romano, y fué restaurado y modificado en 1.535 bajo el mandato de Carlos I de España y V de Alemania, que lo utilizó como residencia propia en múltiples ocasiones.














Reales Alcázares de Sevilla

Los Reales Alcázares de Sevilla, son un conjunto de edificios palaciegos construidos desde la Alta Edad Media hasta nuestros días, en la ciudad de Sevilla, en el que se superponen estilos de diversas épocas. El recinto es utilizado como lugar de alojamiento de los miembros de la Casa Real y Jefes de Estado que visitan la ciudad.

Historia

La fortificación original se construyó sobre un antiguo asentamiento romano y más tarde visigodo. Empieza a tomar su aspecto actual tras la conquista en 712 de Sevilla por los árabes; que desde el año 720 utilizaron el recinto como residencia de sus dirigentes. En el año 884 la fortaleza contribuyó a evitar la invasión vikinga de la ciudad.

Desde su construcción inicial el conjunto incluía varios recintos, como la Casa de los Príncipes, viviendas que en el siglo IX iban desde la Plaza del Triunfo hasta el Barrio de Santa Cruz.

Uno de los palacios que rodea dos patios es de la misma época que la Alhambra de Granada. Para llevar a cabo la obra, fueron enviados por el rey nazarí Mohamed V importantes artesanos toledanos, granadinos, así como locales. Se amplió con la vivienda de los emires en el siglo XI, también en el siglo XII se siguió fortificando y añadiéndole estancias como el Alcázar o Palacio de las Bendiciones, un siglo después los almohades sumaron más patios y palacios. Actualmente se conserva el Patio del Yeso, resto del antiguo Palacio Islámico.

Tras la toma de la ciudad por Fernando III en 1248, se convirtió en alojamiento real. Alfonso X el Sabio llevó a cabo las primeras reformas tras la conquista, ordenando en 1254 la construcción de tres grandes salones góticos. Posteriormente en 1364, Pedro I el Cruel decidió construir el denominado Palacio Mudéjar, que se convirtió en el primer palacio de un rey castellano que no estaba protegido tras los muros y defensas de un castillo, y logrando el definitivo aspecto mudéjar que hoy conserva y que aún asombra por su riqueza y hermosura. En 1366 cuando estuvo terminado el nuevo palacio, comenzó la guerra civil que enfrentó a Pedro I con su hermanastro Enrique II, y que terminaría con la muerte de Don Pedro, por lo que no parece que pudiera ocupar el nuevo palacio por mucho tiempo. Se levantó también la Capilla Gótica, el apeadero, el Patio de la Montería y los Grutescos de los jardines. El Palacio de Pedro I es considerado el más completo ejemplo de la arquitectura mudéjar en España.

A lo largo de la historia, los Alcázares han sido el escenario de diversos acontecimientos relacionados con la Corona, como la celebración en 1526 de la boda de Carlos I con su prima Isabel de Portugal, el nacimiento en 1848 de la infanta Isabel, nieta de Fernando VII y la celabración el 18 de marzo de 1995 del almuerzo y recepción con motivo de la boda de la Infanta Elena hija del rey Juan Carlos I, con Jaime de Marichalar.

Sala de la Justicia

También denominada sala de los Consejos, dentro del palacio musulmán, este palacio era el denominado mexuar, donde se reunía el consejo de visires, labor que continuó bajo la monarquí cristiana. Es una estancia de planta cuadrada cubierta por una armadura de madera mudéjar, fue construida en el siglo XIV durante el reinado de Alfonso XI. Aneja a la misma se encuentra el Patio del Yeso, una de las pocas construcciones que permanecen de la época almohade, de planta casi cuadrada, presenta una alberca en el centro y destacan los arcos porticados de uno de los lados del patio, sobre los que aparece una rica decoración.

Mezquita-Catedral de Córdoba

La antigua Mezquita de Córdoba, convertida en el siglo XIII en la actual Catedral de Santa María de Córdoba, constituye el monumento más importante de Córdoba, y también de toda la arquitectura andalusí, junto con la Alhambra.

Construida a partir del siglo VIII sobre la basílica de San Vicente visigoda, fue objeto de ampliaciones durante el Califato de Córdoba, y tras la conquista cristiana en 1236 fue convertida en catedral, para lo que se realizaron modificaciones, las más sustanciales y polémicas en 1523, cuando la parte central de la antigua sala de oración se transformó con los criterios propios de la arquitectura del Renacimiento.

Con 23.400 metros cuadrados, fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la Mezquita de la Meca, siendo sólo alcanzada posteriormente por la Mezquita Azul (Estambul, 1588) y la Mezquita Hassan II (Casablanca, 1993, de 2,3 hectáreas -23.000 metros cuadrados-).

Es uno de los espacios turísticos más visitados y se le ha considerado el primero de los doce tesoros españoles.

Descripción del monumento

La mezquita se compone de tres partes: "El Patio de los Naranjos", que en tiempos del Califato era el "Patio de las Abluciones" (conserva buena parte de su aspecto original), al que se accede por la Puerta del Perdón, de estilo mudéjar (1377), en donde se observan las hileras de naranjos y palmeras, de las fuentes y los arcos de herradura que lo rodean junto a la puerta se levanta el alminar desmochado parcialmente y rodeado, a principios del siglo XVII, de un «encofrado» de estilo herreriano.

Vista exterior de la Mezquita-Catedral

La puerta de Las Palmas da acceso a la mezquita: un bosque de ochocientas cincuenta columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores, da la medida del esplendor del arte de los califas en su apogeo. El mihrab, lugar santo de la mezquita que señala la dirección Sur y no la de La Meca, de acuerdo con la voluntad de Abderramán (hacia el río porque le llevaba hasta su Damasco natal). Ésta

es una de las hipótesis, pero hoy día está más aceptada la teoría de que la nave principal de la mezquita sigue la orientación de la calle principal (cardo) de la antigua Córdoba Romana (Colonia Patricia), como se ha atestiguado en las excavaciones arqueológicas realizadas en la ciudad. El mihrab es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro.

En el Lucernario se conservan los arcos lobulados de los muros y la cúpula. En la cabecera destacan los arcos, los mosaicos del muro y la estructura y decoración de las cúpulas a base de arcos cruzados.

Tras la conquista de Córdoba por los cristianos, éstos utilizaron la mezquita para celebrar su culto, pero en el siglo XVI, cuando el Islam fue definitivamente expulsado de la península Ibérica, los vencedores quisieron adecuarla a sus creencias: construyeron una catedral renacentista, a cargo de Hernán Ruiz, y luego, de su hijo, en pleno corazón de la mezquita, alterando la perspectiva original.

De la antigua iglesia cristiana, destruida para construir en su solar la mezquita, apenas quedó rastro y solo a raíz de algunos trabajos iniciados en la década de 1940 se lograron recuperar algunos de sus restos en el subsuelo de la Catedral, fundamentalmente mosaicos y los pilares.

Etapas constructivas

Orígenes cristianos

Tras caer Córdoba bajo dominio sarraceno, la basílica visigótica de San Vicente, que había sido el templo cristiano más importante de la ciudad desde el siglo V, fue expropiada a los cristianos y destruida para construir en su lugar una mezquita. Según una versión sucinta del relato tradicional, la mezquita de Córdoba habría sido iniciada bajo el reinado del primer emir omeya Abderramán I entre el 780 y el 785, sobre la planta de la iglesia cristiana, cambiando la orientación de su eje. Sufrió sucesivas ampliaciones en los siglos IX y X y fue concluida bajo mandato de Almanzor. La más importante de las ampliaciones es la de Alhakén II a la que pertenecen los arcos del mihrab. En estos arcos se puede ver la evolución de la construcción: las columnas visigodas con sus arcos de herradura les resultaron demasiado bajos a los musulmanes por lo que decidieron añadir pilares sobre las columnas y disponer arcos más altos sin derribar los anteriores y policromando en rojo y blanco todos con lo que se construyó la célebre y más conocida imagen de la Mezquita de Córdoba. Fue lugar de reuniones a la vez religiosas y políticas pues podía albergar hasta veinte mil personas.A

Abderramán

Aspecto actual del Mihrab, construido inicialmente por Abderramán I y embellecido por los posteriores emires y califas.

El inicio de su construcción se debe al primer emir rey de Córdoba, haciéndose sobre el emplazamiento de la Basílica visigoda de San Vicente Mártir, iglesia construida en el siglo V, en cuyo solar se inicia la edificación del oratorio o haram en el año 786. Ignacio Olagüe Videla, en su célebre La Revolución islámica en Occidente (1974), supone por la arqueología que Abderramán I no habría construido nada, y que el templo primitivo ya contaba con el famoso bosque de columnas. Como, por su ordenación interior, éste no parece concebido para el culto católico o musulmán, puede que fuera edificado para el culto arriano.

Este primer edificio consta, en cualquier caso, de once naves longitudinales orientadas hacia el río Guadalquivir, cuya anchura es idéntica, a excepción de la central, que conduce al mihrab y las dos de los extremos. La central ligeramente más ancha que el resto y las laterales ligeramente más estrechas, aunque estas leves diferencias solo son apreciables en un plano. Estas naves constan de doce tramos o crujías que corren en dirección al muro de la quibla.

Los materiales utilizados son de acarreo: fustes de columnas y capiteles procedentes de construcciones y épocas anteriores (romanos y visigodos), sobre los cuales se elevan pilares rectangulares de sillería que dotan de más altura al conjunto. Para darle estabilidad a este alzado se recurre a dobles arcos, de los cuales el inferior, de herradura, hace funciones de entibo, mientras que el superior, de medio punto, es el que soporta la cubierta. Este sistema, además de la alternancia cromática y material de las dovelas, rojas de ladrillo, amarillentas las de caliza, parece estar inspirado en el acueducto romano de Los Milagros (Mérida).

El resultado es un inmenso bosque de columnas coronado de doble arquería que recuerda a un palmeral. El conjunto se cierra con el muro de la quibla, que a diferencia de la mayoría de mezquitas no está orientado hacia La Meca sino hacia el sur, hecho éste cuyo motivo está en duda, y que van desde la inexperiencia y el error en el cálculo, hasta la pura intencionalidad política tras la proclamación de la independencia política del emirato cordobés, todo apunta a que quisieron imitar a la Mezquita de Damasco, también de los Omeya, y orientada al sur. Las obras terminaron en el 788.

Hisham

Terminó el patio o sahn y erigió el primer alminar. Este primitivo alminar, de planta cuadrada, fue más tarde derribado por Abderramán III quien construyó otro, luego parcialmente desmochado, y cuyos restos se encuentran actualmente embutidos en el campanario cristiano de la catedral. La cimentación del alminar de Hixén I fue hallada en el Patio de los Naranjos por Félix Hernández en el siglo XX, quién dejó marcada su ubicación en el pavimento y es hoy día visible.

Abderramán II.

Según la historiografía clásica, el crecimiento de la ciudad habría determinado la necesidad de un oratorio (haram) con un aforo mayor para poder albergar más fieles durante la celebración de los viernes, por lo que este emir decidió la primera ampliación de la mezquita. Ignacio Olagüe Videla supone, además, que es a Abderramán II a quien debemos las obras que convertirían al templo arriano en mezquita. En cualquier caso, éstas se iniciaron en el 833, acabándose en el 855, bajo mandato ya del hijo de Abderramán II.

Para llevarla a cabo se derribó el primitivo muro de la qibla, cuyos restos son actualmente visibles en forma de grandes pilares, y se prolongaron las arquerías en ocho tramos o crujías más, con una longitud total de aproximadamente 26 m. Los elementos arquitectónicos son idénticos a los de la fase inicial: alternancia de dovelas en los arcos (amarillas de caliza y rojas de ladrillo) y utilización de materiales de acarreo, aunque como novedad se utilizaron algunos materiales labrados a propósito para esta ampliación, como los ocho capiteles novedosos denominados «de pencas». El mihrab, cuyos cimientos fueron encontrados en el subsuelo de la Capilla de Villaviciosa, estaba concebido monumentalmente con un arco de entrada sostenido por cuatro columnas y sobresalía al exterior del muro de la qibla. También este emir llevó a cabo una intervención en el patio, cerrándolo con saqqifas en los laterales que faltaban.

Abderramán III.

La intervención del primer califa cordobés no afectó al oratorio. Pero agrandó el patio, derribó el primer alminar y erigió uno nuevo que sería modelo para los alminares almohades y los campanarios mudéjares. Este alminar se conserva actualmente desmochado y embutido en el campanario cristiano, aunque se conoce su alzado gracias a los dibujos conservados.

Alhakén II.

Arcos polilobulados y entrelazados en la Capilla de Villaviciosa.

Coincidiendo con el esplendor del califato, durante el siglo X se llevarán a cabo las más extensas intervenciones en la mezquita. Pero será la de Alhakén II la ampliación más bella y rica. El segundo día de su reinado encarga a su chambelán Chafar (o Yafar) las obras.

Se derriba el muro de la qibla de Abderramán II, del que también quedan restos visibles en la actualidad, y se amplía el oratorio en doce crujías más en el sentido sur seguido hasta entonces. Para mejorar la iluminación se construyen cuatro lucernarios con bellas cúpulas nervadas. El primero de ellos, previo a la macsura, lo ocupa actualmente la Capilla de Villaviciosa. Los otros tres se elevan delante del nuevo muro de qibla; uno delante del mihrab y los otros dos flanqueándolo.

Previos a la macsura aparecen nuevos arcos polilobulados y entrecruzados, y en las columnas se alternan fustes rosas y azules. Los materiales ya no son de acarreo, sino labrados ex profeso, con presencia de capiteles de pencas, una abstracción y esquematización de los corintios y compuestos del mundo romano y que derivarán en los de avispero que se pueden observar en Medinat Al-Zahra. Todo esto configura la unidad estilística del arte califal ya presente en Medina Azahara.

Otras novedades son el doble muro de la qibla, que facilita la conexión con el sabat y que permite que el mihrab no se límite a un simple nicho, sino que se abra como una pequeña habitación octogonal cubierta con una cúpula con forma de concha. La portada del mihrab y las cúpulas que lo preceden van recubiertas de mosaicos ejecutados por artesanos bizantinos enviados por el basileus cargados con trescientos veinte quintales de teselas.

Almanzor

Dado el continuo crecimiento demográfico de Córdoba, este hayib decide llevar a cabo la tercera y última de las intervenciones en la mezquita durante el siglo X. Su ampliación, la más extensa de todas, afecta tanto al oratorio como al patio. Pero esta ampliación no se hará hacia el sur como las anteriores, puesto que la cercanía del Guadalquivir lo impide. La expansión será hacia el este, para lo que Almanzor debió expropiar el caserío que ocupaba la zona. Se construyen ocho nuevas naves que dejan descentrado el mihrab y el extendido muro de la qibla ya no es doble, sino simple. En los arcos la alternancia de dovelas es solo cromática y no de materiales puesto que todas son de piedra caliza, aunque pintadas de almagra las rojas.

Desde la Baja Edad Media hasta la actualidad

Tras la conquista cristiana de Córdoba en 1236, San Fernando convirtió la mezquita en catedral, sufriendo diversas alteraciones que acabarán configurando la actual Catedral de Córdoba. Durante toda la Baja Edad Media prevaleció ya convertida en Catedral, adaptándose el culto y la liturgia cristiana a la espacialidad islámica con algunos acomodos. En primer lugar, la Capilla Mayor fue situada bajo uno de los lucernarios de Alhakén II, en el ámbito rico de la Mezquita del siglo X, pero sin provocar destrucciones arquitectónicas; asimismo, la magnificencia del edificio determinó que el ámbito de mayor esplendor, la Macsura y el Mihrab, no fueran tocados ni destruidos, quedando indeleble su construcción. Sin embargo, con el paso de los siglos la Catedral precisaba mayores acomodos y una mayor dignificación en la Capilla Mayor, realizándose a finales del siglo XV (1489) una capilla cristiana donde estaba la antigua capilla del siglo XIII.

Esta nueva capilla catedralicia (dentro de la antigua mezquita) será promovida por el obispo D. Íñigo Manrique (1486-1496), quien promueve la construcción de una nave con formulación arquitectónica gótica y algunas modificaciones en los accesos, que también prosiguieron los prelados siguientes: Juan Rodríguez Fonseca (1499-1505.) D. Juan Daza (1505-1510), D. Martín (1510-1516). Sin embargo, la mayor quiebra del edificio islámico se va a producir a lo largo del siglo XVI, pues en medio de la antigua mezquita se levantará una gran nave cristiana bajo los auspicios artísticos y arquitectónicos de los aires renacentistas; esto supuso una ruptura grave para los postulados espaciales islámicos. No en vano la propuesta fue polémica y estuvo sujeta a duros enfrentamientos entre diferentes próceres (a favor y en contra).

El propio Concejo de la ciudad promulgó una circular impidiendo la participación en la nueva obra, estableciendo incluso pena de muerte a quien trabajara[cita requerida]. Finalmente intercedió el emperador Carlos V para que se realizara la obra, aunque más tarde se lamentara, como recogió J. B. Alderete, con la famosa frase habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes.

La obra se comenzó en 1523 por iniciativa del obispo D. Alonso Manrique (1518-1523, hijo del gran comendador de la Orden de Santiago), que supo atraer hacia Córdoba los principios planimétricos de las catedrales castellanas, pues había sido obispo de Badajoz y Salamanca. La nueva nave de la Catedral de Córdoba estuvo al cargo del arquitecto Hernán Ruiz I, que aunque desarrolla sus primeras actuaciones bajo postulados góticos con ciertos arcaísmos, también es verdad que sentencia ya claramente los postulados del Renacimiento.

La formulación clasicista la sentenciará en la nueva nave su hijo Hernán Ruiz II, el gran arquitecto de la saga de los Ruiz, que hará evolucionar el estilo y es el artífice de las mayores magnificencias de la nueva nave. También de muchas de las capillas y rejería. Después de cien años de obras la nueva nave de la Catedral serán concluida con principios estéticos manieristas, como puede verse en la cúpula del crucero del maestro Juan de Ochoa, o esa formulación de bóveda de lunetos del Coro que sentencia los prolegómenos del arte barroco, donde los criterios estéticos ya van claramente por otros derroteros a los del Renacimiento (yeserías, luces y sombras, escenografías, etc.).

Tras esta gran reforma del siglo XVI, la antigua mezquita solamente recibirá aditamentos menores y complementos de liturgia. A pesar de los avatares de la Historia, la antigua mezquita pervive en su esencia islámica, con la singularidad de los elementos básicos. No obstante, superado el empeño decimonónico por subrayar el elemento islámico, se trata de un híbrido arquitectónico que sintetiza una buena parte de los valores artísticos de Oriente y Occidente. Desde esa perspectiva, la Mezquita-Catedral representa una síntesis de los vaivenes de la historia de España.

Tesoro de la Catedral

Como uno de sus tesoros principales, guarda la catedral, la custodia, labrada por Enrique de Arfe. Mide 2,63 metros de altura y pesa más de 200 kilos. Representa una catedral gótica de planta dodecagonal, se compone de dos cuerpos que alojan en un interior al viril y una imagen de la Virgen de la Asunción. Sufrió una restauración en el año 1735, donde Damián de Castro le añadió un basamento y elementos decorativos barrocos y en el año 1966 fue aureolado con brillantes el viril.

Posee el tesoro unos magníficos crucificos de marfil, siendo el que más sobresale uno del siglo XVII realizado por Alonso Cano.

Hay una colección de portapaces, cálices y copones de oro y plata así como grandes cruces, de materiales preciosos una de ellas donada a la catedral por el obispo Diego de Mardones en el año 1620.